viernes, 6 de septiembre de 2013

Divagaciones  sobre volumen y tamaño… en la actividad agropecuaria (parte 2)



El discurso del volumen

El discurso del volumen, como factor único y excluyente,  está íntimamente asociado a los pools de siembra, a los mega productores y a los empresarios buitres, que entran al negocio sin compromiso social y buscando sólo la rentabilidad fácil, a costa de los recursos ambientales.  El volumen es a los pools, lo que el tamaño de la explotación es al terrateniente: lo  define. El volumen marca el tamaño del cultivador múltiple, ¡produce tanta toneladas de soja!, ¡es un gran productor! En cambio, si de propiedad de la tierra se habla, se dice: tiene tantos cientos o miles de hectáreas de tierras, es un estanciero o  terrateniente, o un chacarero; y si no tiene nada, ¡es un sin tierra u ocupante precario! La incorporación del capital financiero, de la ciencia y la técnica en la agricultura hizo que se disociara ese concepto de que un gran terrateniente es un gran productor. Argentina tiene grandes productores de granos y carnes sin un metro de tierra propia. Lo usual –hoy- es que no siempre el gran productor, tenga la forma jurídica que tenga, sea un gran terrateniente; la mayoría de los terratenientes de nuevo y viejo cuño, son rentistas, o rentan la parte agrícola. Aun los que anteriormente, en las décadas del ‘60 o ‘70 cuando la tierra tenia baja productividad, la ganadería extensiva era lo dominantes y un productor de  hasta 2500 hectáreas de la pampa húmeda no se lo  consideraba terrateniente, hoy es un rentista potentado o un gran productor, gracias a la multiplicación de la productividad por hectáreas. Muchas de estas unidades empresariales a partir de la SD se reconvirtieron en mixtas y su parte de laboreo lo contratan con contratistas rurales. 


El tamaño en la tierra

  El hermano del volumen, es el tamaño. Y el tamaño tiene que ver con la tierra, con la cantidad que se posee. En la producción, el volumen va detrás del productor: primero se siembra, luego se cosecha y allí recién, se produce el volumen. Con la tierra es al revés, va por delante: tiene tantas hectáreas, es un terrateniente, o un chacarero, o un ocupante precario. No interesa el resultado productivo, siempre va ser un terrateniente, o lo que sea,  no depende de la naturaleza, ni de la lluvia, ni de nada. Es siempre igual, la cantidad define… puede ganar -más o menos-, puede ser mixto o no, producir mucho o poco, pero lo que define acá  es la cantidad de tierra. Va por delante,  si es un novel terrateniente producto de algún negocio exitoso o componenda poco clara, no interesa. La tierra es la tierra y la cantidad que se posee, define. Define,  tanto, el tamaño del “curro” o de la herencia, como del negocio legítimo. Da posición. No es lo mismo, 50 hectáreas, que 500 o 5000. No es lo mismo ser un productor con campo, que ser de campo, o ser un plantador de soja sin tierra. La tierra, aparte de ser un bien de rentas, es una fuente inocultable de prestigio y poder, y genera una cultura particular, ya sea por parte delos pueblos originarios, los criollos, los chacareros, o los estancieros. Cada segmento tiene su propia cultura y forma de  vinculación con la “madre Tierra”,  por eso decimos que…  el tamaño va por delante. No es lo mismo ser un chacarero de chacra mixta, o miembro de los pueblos originarios, que un estanciero de la rural. Ni política, ni social, ni culturalmente representan la misma cosa. Viven de distintas maneras, tiene gustos, hábitos y tradiciones distintas y por ende, tampoco defienden o tienen los mismos intereses. De allí que nadie pueda entender en toda su magnitud, la persistencia en el tiempo de la Mesa de Enlace. Porque una cosa es una alianza táctica circunstancial, por un conflicto puntual con el gobierno -cuestión impositiva mediante-, y otra es enajenarse en una alianza permanente con productores de  tamaños absolutamente distintos, con interese y culturas antagónicas. Sólo se puede entender si alguien se cambió de bando, pasando a  defender intereses distintos de los que dice representar. Alguien cambió de camiseta …así se entiende mejor.
  Pero lo que nos interesa remarcar acá es la cuestión del tamaño, su relación con el volumen y el orden de prelación diferentes que tienen  en cuanto su adjetivación para con el sujeto agrario. La conjunción de  volumen con tamaño, independientemente de su eficiencia productiva o no, depende la época. Explica buena parte de la tragedia no sólo del campo argentino, sino de nuestro país. Los poseedores de esa combinación han sido los responsables directos de la inestabilidad política que nos asoló durante buena parte de nuestra historia,  desde la independencia para acá y de las políticas de endeudamiento externo, libre importaciones y ultra liberalismo económico, que desindustrializó y enajenó al país en la década del ‘90. Por otra parte, la diferencia en la difusiones públicas sobre  volumen y tamaño, difieren totalmente: mientras los volúmenes productivos son ampliamente difundidos y amplificados por todos los voceros del libre mercado, el tamaño es celosamente ocultado, les da vergüenza , temor, o por simple picardía es que esconden “la grasa”; tienen miedo que le pregunten, ¿cómo lo lograron o si pagaron los impuestos? Nunca se sabe quién es el dueño de  la tierra en Argentina, es uno de los secretos mejores guardados, quién y cuánto tienen  en propiedad territorial. Es imposible saberlo, más cuando hay poco o nula  decisión política de “querer saber”. Se hacen sociedades tipo mamushka,(una dentro de otra, y así varias) se las inscribe en Uruguay, se ponen testaferros, se hace cualquier tipo de combinación jurídica con tal de que no se sepa, cuánta tierra tienen, ni cómo la tienen. Es más, se hacen pasar por chacareros, quieren apropiarse de ese término porque tiene consenso  social. No quieren ostentar, por lo general, pero no por modestia o pudor, sino por miedo a que se sepa cómo lo hicieron, a que le pregunten o investiguen el origen de semejantes extensiones, difíciles de explicar como fruto del trabajo familiar. Nadie junta miles de hectáreas con los brazos, o con un trabajo normal.

Salud y cosechas
Pedro Peretti

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